Ayudar no obliga

Ayuda rechazada

Ayudar no obliga a quien recibe la ayuda. ¿Has intentado ayudar a alguien y esa persona no aceptó tu ayuda ?, ¿Qué sentiste al enterarte de ello?

Ayuda Rechazada
Ayuda Rechazada

Si te sentiste mal (tristeza, ira, descepción, etc), entonces la primer pregunta a responder es: ¿Por qué querías ayudar, cuál era esa motivación?

Conocer el motivo para ayudar te hará entender tu propias emociones tanto al ver el resultado de tu ayuda como al verla rechazada.

¿Qué te motiva? ¿El alivio, la satisfacción o la tranquilidad que le darás la persona que quieres ayudar o, el reconocimiento, el agradecimiento, el lazo afectivo que esa persona sentirá por tí?

El motivo de tu frustración

Ayudar despierta satisafacción en quien ayuda pero, si esa es su motivación principal, entonces también se convierte en la fuente de su malestar cuando no se acepta tu contribución. Malestar que inicia con una profunda frustación al ver incumplidas tus expectativas.

A veces ayudaste para que algún tercero te lo reconociera, no precisamente de la persona a la que dirigiste tu ayuda; por ejemplo: Ayudar a tu hermana para que tu mamá te lo agradezca. En tal caso conviertes a quien rechazó tu apoyo en un obstáculo entre ese tercero y tú y de ahí que su relación se deteriore; siguiendo con el ejemplo, comienzas a ver a tu hermana como una barrera entre tu mamá y tú ; y por lo tanto tu relación con ella se fractura o incluso se rompe. Si ayudas para agradar a un tercero, entonces tu frustración por el rechazo de tu ayuda no se debe a ti.

El precio de la ayuda y su rechazo

Por otro lado, a veces no aceptamos ayuda porque creemos que deberemos pagar un precio por ella y no estamos dispuestos a hacerlo. A algunas personas no les gusta «deber favores» porque se sienten obligadas a corresponder y no lo quieren hacer. Personas que piensan «Voy a quedar en deuda», «Luego va a decir que por ella tengo», «Luego se va cobrar», etc. Son quienes no aceptan ayuda, como puedes ver, su rechazo no es precisamente por tí sino por ellas.

Si tu motivo, además de tu propia satisfacción, es satisfacer, dar solución o alivio a otra persona, su rechazo no será grato. Sin embargo, esa persona tiene derecho a elegir lo mejor para ella, así que su rechazo es su responsabilidad.

Recuerda, ayuda no obliga

Como puedes ver cada una de la personas involucradas es responsable de su motivación, proceder, consecuencias y de sus emocones.

Reconoce tus motivos para ayudar y con base en ello responsabilízate de tus emociones tanto al proporcinarla como al ser recibida o rechazada. Ayuda no obliga.

Conoce más tu yo interior, en él se encuentran tus motivaciones, y el crecimiento que puedes lograr al ayudar a otras personas.

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