En general en todos los sectores económicos existen normas que ofrecen un lenguaje común para comunicar a las empresas con la Administración pública, los usuarios y consumidores. Este lenguaje es la herramienta mediante la cual se formalizan las transacciones comerciales y se construye la confianza entre el cliente y el proveedor. Estas normas generalmente son regidas por organismos fundados ex profeso para ese fin.
De igual forma también se tiene un conjunto de maneras o métodos para prestar servicios, elaborar productos, operar y proceder que han probado resolver problemas, optimizar, mejorar o innovar con el fin de lograr los objetivos de las organizaciones.
Este concepto de norma o estándar y de metodología es de los que parto para la reflexión siguiente:
Independientemente de si uno es empleado o si trabaja por su cuenta, desempeña el rol de proveedor en la transacción comercial que celebramos con quien nos paga.
De lo anterior es lógico concluir que cada uno de nosotros debemos conocer y compartir el lenguaje común del sector económico en el que nos desempeñamos a efecto de celebrar transacciones comerciales y construir la confianza con quien nos pague.
En el caso particular de las Tecnologías de Información tenemos varios estándares y metodologías que buscan regular y guiar diferentes procesos, así tenemos PMI, ITIL, CMMI, Moprosoft, RUP, OpenUp, Prince 2, IIBA entre otros.
De acuerdo al rol que desempeñemos y al que aspiremos tendremos la necesidad de dominar al menos alguno de estos estándares y metodologías a efecto de establecer una relación comercial duradera que incremente gradualmente la confianza que nuestro cliente o patrón tenga en nosotros.
Por su lado, las empresas buscan antes que nada certeza acerca de los recursos humanos que contratan. Sus procesos de reclutamiento se enfocan a descubrir el perfil profesional, personal y, en algunos casos el económico de los aspirantes a los puestos ofertados. En base a esos perfiles selección a quien tenga cuantitativa y cualitativamente las mejores capacidades para cubrir las necesidades del puesto.
Dependiendo de la madurez de los procesos de la empresa ésta buscará identificar el dominio y experiencia del candidato sobre los estándares y metodologías implantadas en ella. Si la organización ha adaptado algún estándar o metodología a sus propias necesidades buscará entonces determinar si el aspirante será capaz de adoptar esas adaptaciones y con qué velocidad lo hará.
Es claro que aquél aspirante que domine y tenga experiencia sobre la norma, la metodología o el estándar será el elegido para el puesto ofertado.
Es decir, a nosotros nos sirven los estándares y las metodologías para tener más posibilidades de ser contratados
Demostrar que uno tiene los conocimientos suficientes implica tomar al menos uno de dos caminos: Buscar que el organismo que rige el estándar o la metodología certifique nuestros conocimientos o someterse a un examen de admisión en la empresa que ofrece la vacante. En el primer caso la posibilidad de nuestro éxito es más grande porque la empresa preferirá confiar en el certificado que invertir recursos en la aplicación de un examen además de que dará por hecho que el organismo certificador está mucho más capacitado para asegurar la cantidad y calidad de los conocimientos del recurso; es por esto precisamente que el candidato tendrá muchas más posibilidades de obtener mayores beneficios al negociar su contratación si cuenta con un certificado.
En cuanto a la experiencia, el único camino es buscar oportunidades de desempeñar roles en los cuales se aplique el estándar o la metodología exhaustivamente, y en los cuales podamos dar resultados comprobables y medibles a fin de que éstos se conviertan en logros dentro de nuestras hojas de vida profesional.
Mucha gente ve esto como el problema típico del huevo y la gallina ya que pareciera que se necesita tener un trabajo para adquirir experiencia y conocimientos que se requieren para trabajar.
Prefiero que se vea de manera diferente: como un círculo virtuoso experiencia – conocimiento – experiencia. De manera que a partir del desempeño de un rol se adquiera la experiencia necesaria para discernir qué estándar o metodología se adapta más a los intereses personales y profesionales, si es necesario o no certificarse, en dónde y cómo estudiar o profundizar los conocimientos. Hecho lo anterior proceder a buscar nuevas oportunidades para aplicar conocimientos mediante la negociación de un puesto de trabajo diferente, en el cual podamos desempeñar otro rol que nos permita adquirir nuevas experiencias que a su vez ayuden a visualizar otros estándares y metodologías.
Por todo lo anterior sugiero que desde el inicio de la vida laboral se haga consciente la necesidad de adquirir la mayor cantidad de herramientas de negociación para cuando se esté en proceso de competir por un puesto, que se tenga siempre en mente que una de esas herramientas es el estándar y la metodología y, que se tenga siempre la humildad y honestidad que se necesita para admitir que nunca se deja de aprender porque nunca se acaban las oportunidades de eliminar en menor o mayor medida la ignorancia.
Hacia la empresa mi sugerencia es que adopte paulatinamente estándares y metodologías que le permitan seleccionar con mayor eficiencia y eficacia a sus recursos, logrando con esto al mismo tiempo incrementar su capacidad competitiva en el mercado. Por otro lado estos mismos recursos, bien dirigidos serán factor clave para que los procesos de la empresa entren en una dinámica de mejora continua. Una ventaja que pocas veces se logra visualizar y muchas menos explotar es aquélla que consiste en que los recursos que conocen y han experimentado con los estándares y las metodologías pueden decidir en qué casos y momentos no deben aplicarse o deben adaptarse para cambiar o bien para incluir alguna excepción.
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